Muchas veces nos gusta tanto un lugar que quisiéramos vivir allí todo el tiempo. En nuestra mente llevamos ciudades, parques, monumentos, puentes, lagos, y otros lugares que nos identifican y cuentan parte de nuestra historia. ¿Qué pensarías si te dijera que puedes plasmar estos recuerdos en tu hogar? Es algo fácil de obtener con un poco de pintura, papel tapiz, lienzos, gráficos, un mural y un poco de creatividad.
El puente de Brooklyn conecta los distritos de Manhattan y de Brooklyn en la ciudad de Nueva York, su construcción terminó en 1883 después de 14 años y el trabajo de 600 trabajadores. En el momento de su inauguración era el puente colgante más grande del mundo. Es un emblema de la ingeniería del siglo XIX por el uso del acero como material constructivo a gran escala, práctica poco usual en el momento de su fabricación.
El creador de esta mega obra de ingeniería, Washington Roebling, no pudo ver su obra terminada. Su esposa, Emily Warren dirigió el proyecto hasta su finalización y es reconocida como una de las primeras y mejores ingenieras del país.
Esta habitación fue creada para representar a la persona que la habita, por esto, su nombre se plasma en el mural instalado, Brooklyn. Con el fin de cuidar cada detalle en la recreación de la habitación se definió una paleta de colores que evocara el espacio, se escogió una fotografía, y finalmente se seleccionó el muro que a cubrir con papel tapiz.
Colores como el gris, negro, blanco, combinan muy bien con un color de contraste como el azul del sofá y te harán sentir acogido.
Se prepararon elementos decorativos como lámparas, cubre lechos, cojines y un sofá, que imprimen un sello personalizado en la habitación. Tu puedes escoger los que más te gusten y se identifiquen con tu personalidad.
Brooklyn está feliz con el resultado porque finalmente su lugar favorito en el mundo está en su habitación.